Monday, May 25, 2009

Discurso al pueblo en general

Al pueblo de Cuba, cubanos todos.

Es hora de que escuchen los presentes y se enteren los ausentes. Tenemos que tomar la decisión y el control de nuestras vidas. Tenemos que salvar nuestra nación. No por nosotros solamente, sino por el futuro de nuestras familias. ¿Quién quiere para sus hijos, sus nietos y todos sus descendientes, la vida que a nosotros nos obligaron a vivir?

Díganme, ¿Quién no quisiera dejarle a su familia un patrimonio construido con su propio trabajo, quién de ustedes me puede decir, que propiedad dejan para sus hijos, mientras los hijos de los dirigentes de la llamada Revolución viven en lujosas mansiones y tienen grandes propiedades en el extranjero? Si todos hemos trabajado por igual, ¿cómo es posible, que de aquellos humildes rebeldes que bajaron de la Sierra Maestra, haya devenido una clase burguesa, que nada tiene que envidiarle a la burguesía que ellos mismos suplantaron? Esa cúpula gobernante, que no vive con tarjeta de abastecimiento, esa dichosa tarjeta de racionamiento que este sufrido pueblo arrastra ya casi por 50 años. La gran mayoría de nuestra población ha sido relegada a la miseria, mientras ellos viven en la opulencia y el confort.

¿Quién de ustedes no se avergüenza, cuando ve algún miembro de su familia prostituirse para alcanzar un mejor modo de vida? Una vida, que moralmente con su capacidad y talento no puede alcanzar en su país. ¡Qué vergüenza, que como país tengamos una de las tasas de población penal más alta de América Latina! ¿Quién de ustedes no tiene o ha tenido un familiar preso? ¿Es porque somos un país de delincuentes? No, porque en este país todo es un delito. ¿Quién responde por las difíciles condiciones económicas y sociales a que hemos sido sometidos por tantos años? Esa casta, que en su empeño por mantener el poder, como Saturno, devora a sus propios hijos. Todo en nombre de un sinnúmero de banderas de justicia social, que no son más que nuestros propios derechos.

Yo me pregunto, ¿quién de ustedes no quisiera tener un trabajo digno y con él pagar la comida que deseen, el transporte que necesiten, la ropa necesaria y no depender de un gobierno que nos vende la miseria que le sobra?

Tenemos un gobierno que vive pregonando un sistema de salud y de educación, como si fuéramos un pueblo enfermo e ignorante. No señores, no solo de pan vive el hombre. Necesitamos una alimentación segura, que garantice la salud de nuestro pueblo, cuánto no sufren nuestras mujeres, cuando no tienen que darle de comer a nuestros hijos. ¿Dónde está ese desayuno escolar, que tanto se nos prometió? Pobre de nuestros ancianos, que llegan a la vejez, apresurados para recibir una dieta de alimentación suplementaria, o aquellos que viven soñando enfermarse para recibir una dieta médica. Eso no es un logro de la Revolución, como muchos dicen. No, eso es una humillación.

Compatriotas, es un rosario de problemas al que tenemos que referirnos, y tenemos que hacerlo para saber dónde estamos, pero no podemos quedarnos con los problemas en las manos, tenemos que salir a buscarle solución. Tenemos que recurrir a aquellos, que como José Martí, contribuyeron a formar nuestro pensamiento nacional y Martí dijo: "Si el remedio en su preparación ha de tomar más tiempo del que la enfermedad necesita para la muerte, ¿a qué el remedio?"

No hermanos, ya llevamos más de medio siglo en este experimento social. No podemos seguir viendo como nuestros hijos y familiares mueren en el estrecho de la Florida y otros mares adyacentes o destrozados por una mina en los campos minados por este gobierno en los límites de la Base Naval de Guantánamo. No, no podemos permitir que nuestros familiares sean extorsionados por traficantes inescrupulosos en complicidad con funcionarios corruptos. No podemos seguir siendo ciudadanos de tercera, donde los extranjeros tienen más valor y derechos que nosotros, en nuestro propio país. Eso tiene que acabarse ya.

Como debe acabarse ese estado de vigilancia y desconfianza al que nos han sometido por décadas. No más Comité de Defensa de la Revolución, comités de vigilancia, para vigilarnos entre nosotros mismos, mientras la cúpula gobernante se roba y regala las riquezas de nuestro país, en nombre del tan cacareado internacionalismo, que ha dejado tantos de nuestros compatriotas muertos, muertos en guerras que no nos correspondían, como la de Angola, Etiopia, etc. y que sus víctimas, esos guerreros innecesarios están ahí, muchos mutilados, abandonados a su propia suerte, qué ignominia para nuestra nación.

Qué paradoja de la vida, nos desgastamos haciendo carreteras en Iraq, para que hoy les sirvieran de vía de comunicación a las tropas norteamericanas, mientras en Cuba todavía no se han terminado algunas de las carreteras que se empezaron al comienzo de la Revolución. Vayan al II Frente y verán el mismo terraplén que se hizo hace más de 40 años.

Y así ocurre en todo el país. Y qué decir del agua, las viviendas, el transporte, la agricultura, o sea, todo es un desastre. Mientras la humanidad avanza, nosotros estamos cada día peor. Y ya no es por falta de tiempo, llevamos más de 50 años en este experimento, o sea el mismo tiempo que se tomó la República para hacer toda la infraestructura que persiste hasta nuestros días. En comparación, este gobierno ha sido un total fracaso, en relación con lo que hicieron los gobernantes anteriores entre 1902 y 1959, a los que tanto han criticado.

Y no solo eso, los maestros, los médicos, la medicina se utilizan para la penetración ideológica en otros países, mientras nuestro pueblo carece de lo más elemental. Vayan, vayan a cualquier hospital y verán lo que les digo. O traten de llevar un familiar a un centro de salud, solo para extranjeros, para que vean que no los atienden aunque se esté muriendo y comparen los servicios y los recursos, para que vean como nos discriminan, es como si los dirigentes de esta llamada Revolución odiaran a su propio pueblo.

Tal vez, con tantos problemas y por esa inercia que nos da la vida, muchos no se percatan de nuestra realidad, pero este país es de todos y como bien dijera Martí, también es dolor de todos. No podemos recibir como herencia política un país desbastado, aunque ya lo tenemos, pero hay que salir a rescatar ese futuro. Muchos de ustedes han tenido la oportunidad de viajar y han podido constatar cómo los países, incluso del área, avanzan y se desarrollan como es el caso de República Dominicana. Además han podido conocer la libertad con que viven, y a pesar de las limitaciones económicas que puedan sufrir, tienen la oportunidad de expresarse libremente, cuestionar sus gobiernos y elegir y cambiar sus líderes. ¿Quién de ustedes, respóndanse ustedes mismos con honestidad, ha podio elegir una propuesta política, económica y social, acorde a su preferencia durante toda su vida?

Pero no quiero desvirtuarme con una arenga política, porque de “teque” ya estamos cansados, hacen falta propuestas concretas, tenemos que llevar nuestras aspiraciones a proyectos de vida reales, que iremos tomando de nuestras propias frustraciones y recogidas a propuestas de esa incipiente sociedad civil, que día a día vamos construyendo.

Hoy comienza un ciclo de vida política nuevo. Tenemos que llevar nuestro discurso, a todos los sectores de la sociedad cubana, emplazar al gobierno en sus propias debilidades, la insatisfacción social, reclamando todo lo que nos pertenece como ciudadanos. Tenemos que fijar un lema de lucha, ante esa diabólica consigna de Patria o Muerte. No, esa no puede ser la aspiración suprema de nuestro pueblo. No, tenemos que tener patria y también vida, pero una vida digna y para eso todos tenemos que luchar por ella, por eso en vez de repetir el grito mambí, de Viva Cuba Libre, diremos: Por el bien de todos y para todos, haremos una Cuba libre.

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